El arte y la cultura como trincheras de lucha en tiempos de crisis
La cultura no es un adorno ni un lujo para tiempos de estabilidad. Es un espacio de resistencia, un motor de cambio y un campo de batalla donde se disputan sentidos, imaginarios y proyectos de sociedad. En cada momento crítico de la historia, el arte ha sido la voz de los pueblos, el refugio de la memoria y la herramienta de denuncia contra la injusticia.
En 2025, Chile vive un año crucial. Es el último año del gobierno del presidente Gabriel Boric, un gobierno que, a pesar de los desafíos, ha logrado avances significativos en políticas sociales, ambientales y culturales. En el ámbito de la cultura, se administrará el presupuesto más alto en la historia del país, lo que abre oportunidades para fortalecer el sector, pero también exige una gestión eficiente y estratégica para consolidar los avances y garantizar su continuidad.
Al mismo tiempo, el contexto internacional está marcado por el avance de la ultraderecha, con la reelección de Donald Trump en Estados Unidos, el gobierno de Javier Milei en Argentina, la consolidación del modelo autoritario de Nayib Bukele en El Salvador, y la amenaza creciente de la extrema derecha en Chile. Este fenómeno no es casual: las derechas reaccionarias han identificado la cultura como un enemigo, atacando su financiamiento, censurando obras y desprestigiando el pensamiento crítico.
En este escenario, el Frente de Culturas, Artes y Patrimonio del Territorio Internacional (FRECAP TI) del Frente Amplio se proyecta como un espacio fundamental para la organización de la militancia cultural en el extranjero, articulando esfuerzos para defender los avances del gobierno, combatir la desinformación y consolidar la cultura como una herramienta política de transformación.
El FRECAP TI: organización política en la diáspora
El FRECAP TI nace de la convicción de que la cultura no es solo una expresión artística, sino un campo de lucha política. A lo largo de la historia, la diáspora chilena ha sido clave en la resistencia política y cultural. Desde el exilio forzado tras el golpe de 1973 hasta la migración actual de trabajadoras y trabajadores culturales, la comunidad chilena en el exterior ha sostenido espacios de memoria, ha generado redes de apoyo y ha mantenido vivo el debate sobre el país que queremos construir.
Desde este espacio, los y las militantes del FRECAP TI han trabajado en diversas iniciativas que buscan poner la cultura en el centro de la acción política, visibilizando el rol del arte como herramienta transformadora y generando redes de apoyo para quienes, desde el exilio o la migración, siguen apostando por un proyecto de sociedad más justo e igualitario.
En el último año de gobierno del Frente Amplio, la tarea del FRECAP TI es doble: fortalecer la organización de los y las trabajadoras de la cultura en el exterior y contribuir activamente en la campaña para asegurar la continuidad del proyecto transformador. Esto implica construir espacios de reflexión, movilización y acción política, en un momento en que la ultraderecha se ha fijado como objetivo el desmantelamiento de las instituciones culturales y la censura de las expresiones críticas.
Cultura y trabajo: un vínculo marcado por la precarización y la resistencia
A pesar de su enorme impacto económico y social, el trabajo cultural sigue siendo uno de los sectores más precarizados. Sus trabajadores y trabajadoras se enfrentan a la inestabilidad laboral, bajos salarios, falta de protección social y una creciente dependencia de financiamiento intermitente.
En Chile, el gobierno de Gabriel Boric ha intentado revertir esta situación con políticas que fortalecen la institucionalidad cultural y aumentan el financiamiento del sector. El presupuesto de cultura para 2025 será el más alto en la historia del país, lo que representa una oportunidad histórica para consolidar un modelo que garantice derechos laborales y condiciones dignas para las y los trabajadores del sector.
Sin embargo, este avance no está asegurado. La ultraderecha chilena ha demostrado su intención de revertir estos logros, promoviendo un discurso que desprecia el valor del arte y la cultura en la sociedad. Por eso, el 2025 no solo es un año de gestión y ejecución de recursos, sino también un año de lucha política para consolidar la cultura como un derecho fundamental y una prioridad del Estado.
Desde el FRECAP TI, la organización de la diáspora cultural debe apuntar a visibilizar estas luchas, generar espacios de debate y proponer estrategias para que el sector cultural siga fortaleciéndose más allá del actual gobierno.
El ataque de la ultraderecha a la cultura: lecciones del escenario internacional
El avance de los sectores ultraconservadores a nivel global ha tenido un impacto directo en las políticas culturales. En Argentina, el gobierno de Javier Milei ha lanzado ataques sistemáticos contra los organismos de promoción cultural, buscando eliminar el financiamiento público al arte y desprestigiando a las y los trabajadores de la cultura como «parásitos del Estado».
En Estados Unidos, el regreso de Donald Trump al poder en 2025 ha supuesto un nuevo impulso a las políticas de censura y control ideológico en las artes y las humanidades, con la eliminación de programas culturales y restricciones en la enseñanza del pensamiento crítico en universidades y espacios públicos.
En El Salvador, Nayib Bukele ha instaurado un modelo autoritario en el que la cultura es instrumentalizada por el Estado, promoviendo únicamente expresiones artísticas que refuercen su imagen y reprimiendo aquellas que cuestionan su gobierno.
Estos ejemplos no son casos aislados, sino advertencias. En Chile, la ultraderecha ha demostrado estar dispuesta a seguir esta misma línea, atacando la institucionalidad cultural y promoviendo discursos que buscan reducir la cultura a una mercancía, eliminando su dimensión crítica y política.
Frente a esta amenaza, la organización cultural debe convertirse en un pilar de resistencia democrática. La cultura es un espacio de memoria, identidad y transformación, y es por eso que los sectores reaccionarios buscan destruirla o controlarla. La militancia cultural, en este sentido, es una tarea urgente.
Cultura como militancia, cultura como futuro
El año 2025 será un año de definiciones. Será el año en que la izquierda deberá luchar por consolidar su proyecto político en Chile, en que se administrará el mayor presupuesto cultural de la historia del país, y en que la ultraderecha buscará consolidar su avance a nivel nacional e internacional.
En este contexto, la cultura es un frente de batalla clave. Desde el FRECAP TI, nuestro rol es articular a las y los trabajadores de la cultura en el exterior, fortalecer las redes de militancia cultural y defender el derecho a la expresión, la memoria y la identidad.
Pero más allá de la resistencia, debemos proyectarnos en la construcción de un futuro donde la cultura no dependa de gobiernos progresistas, sino que se consolide como un derecho garantizado por el Estado y una herramienta de transformación social permanente.
Por eso, hacemos un llamado a la militancia:
- A fortalecer el FRECAP TI como un espacio de organización cultural y política.
- A defender el legado del Frente Amplio en materia cultural y a luchar por su continuidad en el gobierno.
- A utilizar el arte como un arma de resistencia, pero también como una herramienta de construcción de futuro.
Porque la cultura no es un lujo, ni un adorno. Es la base de la democracia, la memoria de los pueblos y el motor de las transformaciones sociales. Y en tiempos de crisis, es la trinchera desde la que seguimos luchando.
Diego del Pozo y Valentina Escobar





